Se pueden necesitar three pensamientos positivos por cada negativo para contrarrestar el impacto del pensamiento pesimista.
No, forman parte de nuestra mente, pero sí que cabe decir que a veces se descontrolan y traen consigo mucho malestar
Hay alerta amarilla por tormentas fuertes en tres provincias del Litoral para hoy, sábado 24 de mayo
Es recomendable pensar en ellos como si fueran hojas que flotan por un río, puesto que tarde o temprano irán río abajo y los perderemos de vista.
Los pensamientos negativos pueden ser eliminados entrenándonos a nosotros mismos y recibiendo la orientación adecuada, a continuación se mencionan algunas técnicas que pueden ayudar a controlarlos:
Las rumiaciones son patrones de pensamiento excesivos. Podemos pensar una y otra vez en una notion convencidos de que cuanto más pensemos en ella más capaces seremos de solucionarla, a pesar de que esto es una acción totalmente inútil y que nos hace perder el tiempo y gran parte de nuestras energías.
Las terapias cognitivas conductuales y las terapias de aceptación y compromiso (ACT) ofrecen estrategias muy efectivas para tratar estos pensamientos. El objetivo no es eliminarlos por completo, sino cuestionarlos, reducir su impacto y aprender a tomar distancia de ellos.
Tu dolor es tan profundo que piensas continuamente en cómo te hizo daño esa persona y en que nunca podrás perdonarla ni olvidar lo que ha hecho.
Cuando no tienes a nadie en tu vida, parece como si todo el mundo estuviera enamorado menos tú. Todos los días piensas en la falta de amor en tu vida, y tus pensamientos te hacen sentir desesperado y solo.
En resumen, el pensamiento negativo no solo afecta cómo ves el mundo; impacta directamente tu calidad de vida. ¿Te has dado cuenta de cómo esos pensamientos pueden moldear tus experiencias diarias?
Por ejemplo: Un niño que ha sufrido bullying en el colegio, puede llegar a creer que todas las personas a su alrededor de alguna u otra forma quieren hacerle daño.
Patrones de pensamiento aprendidos: Las creencias limitantes adquiridas durante la infancia afectan tu capacidad para ver lo positivo.
Siente que su vida se ha acabado y que nada bueno le va a pasar en el futuro. Muchas personas, cuando se enteran de un diagnóstico incurable o si se encuentran postradas en cama durante algún tiempo o viven con dolor durante varios años, empiezan a ver el mundo con colores pensamientos negativos oscuros.
Se manifiestan en pensamientos como “todo me sale mal”, “nadie me quiere” o “nunca me eligen”, que se convierten en afirmaciones rígidas y difíciles de cuestionar.